jueves, 5 de octubre de 2006

Por Gillespi:

QUE TENES EN EL MATE?

Imaginemos que estamos sentados en un bar, una confitería o un restorán y se acerca el mozo con
nuestro pedido.
El caballero vierte, desde un termo, un chorrito de
agua en un mate, nos lo da a probar y espera.
Lo olemos, lo saboreamos y decimos:
- Mmm… Ilex-Paraguariensis misionera... cosecha 2001... 11 meses de estacionamiento.
Está muy bien, puede cebarlo.

Les resulta extraño?
Bueno, esta situación, hoy en día, no es nada descabellada.
La Escuela Argentina de Sommeliers acaba de incorporar un curso que enseña la cata de la yerba mate, habiéndose realizado, en el Museo de Arte Decorativo, la primera degustación con la asistencia de un centenar de personas.
El buen mate, como todos aquellos rituales transmitidos de generación en generación, tiene sus secretos jamás contados. Secretos que trataré de develarles a continuación.
Para disfrutar de un buen mate necesitamos tres elementos fundamentales: la yerba, el agua caliente y un estomago revestido en amianto.
La yerba debe depositarse en un recipiente hueco llamado mate -del quechua, mati- hasta completar las tres cuartas partes del mismo.
Luego se coloca la bombilla, poniendo especial atención en que el extremo lleno de agujeritos quede metido entre la yerba pues si la bombilla es colocada al revés se les va a tapar inexorablemente. Una vez concluida esta etapa lo cebamos con agua caliente. Ojo, dije caliente... nunca hirviendo!!! Digamos entre 70 y 80 grados, ya que si tiene demasiada temperatura el sabor del mate se tornará espantosamente amargo, la mucosa del paladar se le despegará por completo cual nylon y no dejará de putear en polaco durante una semana.
Tampoco es aconsejable el agua tibia, la cual en combinación con la yerba lavada y el azúcar, genera un laxante natural de resultados inmediatos e impredecibles.
Un mate se considera agotado o lavado cuando la yerba queda depositada debajo y podemos ver el agua con algunos palitos flotando, o bien, cuando varios de los mateadores hacen cola en la puerta del baño al grito de:
- Apurate, me cago!!!
Continúo. Cuál es el recipiente ideal?
En esto hay opiniones diversas, como diversos son los gustos entre las personas. Están los que eligen las calabacitas, otros prefieren los de madera recubiertos en aluminio, algunos los de metal con manijita y muchos amateurs optan por el vaso de vidrio.
Una cosa fundamental es curar el mate. Esto se hace dejándolo con yerba húmeda durante dos días para que se impregne de su sabor y evitar que se adicione algún otro gusto como podría ser el del detergente con lanolina.
Tradicionalmente para la gente del campo, esta infusión tiene un lenguaje particular. Así tenemos, como ejemplo, que el mate amargo significa indiferencia, el frío es desprecio, el dulce encarna amistad, el mate con miel es casamiento y el que se sirve con azúcar quemada representa una ofensa perdonada.
En los tiempos que corren podríamos agregar que el mate con cianuro es
te banco poco, el mate con champán una delación menemista y el mate con escamas de parmesano expresa que no parás de curtir Palermo.
Por último, creo que tomar mate con amigos, más allá de las modernidades, es un placer único e incomparable. Qué mejor que cebarse unos amarguitos mientras miramos un buen partido de fútbol!

No quiero dejar de comentarles que en aquel encuentro de catadores de yerba, la joven sommelier, luego de degustar el primer mate, dijo:
- Es una yerba carnosa, presenta armonía entre el palo y el polvo, robusta, no tiene gusto rancio y después de la primer chupada dan ganas de otra.
Una definición que habla muy bien de esa yerba... y mucho mejor de la joven sommelier. No?


Recuerda pequeña saltamontes (Dani A), se llama BOMBILLA!